Tocaba hacer kilómetros de nuevo, pese a lo cual no madrugamos en absoluto. Esta vez comimos de restaurante para comprobar de nuevo qué caro está el mundo, y llegamos a Granada sobre las 19:00 con una rueda pinchada que lógicamente hubo que reparar con el consiguiente desembolso (mira que hacía tiempo que no nos pasaba nada de esto).
Nada más que llegamos a los alrededores de la Industrial Copera (una discoteca bastante grande y muy adecuada para conciertos) vimos un montón de skinheads y punk (más de los primeros), se veía que iba a haber un ambiente de la ostia.
En este concierto habíamos entrado a última hora, después de caerse uno de los grupos que tocaban (se cayeron dos en total).Nos informamos de los temas típicos del equipo, orden y demás, y nos dijeron que no podríamos tocar mucho tiempo. Era lógico.
Finalmente tocamos terceros, y nos dijeron que acabáramos cuando llevábamos realmente poco. Una pena porque la cosa se iba animando a cada canción, y el sonido era absolutamente bestial, de eso que disfrutas cada nota. Pero bueno, ya se sabe, lo bueno si breve... además, la garganta de Juantxo ya estaba totalmente cascada a las pocas canciones (de hecho lo estaba ya al principio, como todo el fin de semana, consecuencia de un catarro inoportuno de verdad)
El que conducía (Nando) prefería marchar de noche, así que se fue a descansar un par de horas, que nos dieron a los demás para ver un par de conciertos.
Justo después de nosotros tocaron Piorreah, que ya llevan en lo del punk macarra unos cuantos años aunque no son muy conocidos (yo pensaba que no estaban en activo). Sonaban bastante bien y con temas pegadizos (pero un poco lentos). Eso sí, el cantante se pasaba un poco con su pose de punk-star, que puede gustar en buenas dosis pero cansar cuando se ve más fachada que otra cosa, y ese fue el sentir general por lo que pudimos observar. Eso no desmerece de todas formas un buen concierto.
Le siguieron Redweiller, a los que no conocíamos (ignorantes), no como la mayoría de los asistentes, que corearon muchas de sus canciones. Street punk potente y compacto, pegadizo sin ser repetitivo, con mala ostia y técnico. Un gran concierto.
Cuando acabó, recogimos los bártulos de la distri y nos piramos mientras de fondo sonaban temas de los Decibelios... a buen seguro, el resto de la noche (con el plato fuerte para la parroquia skin de Suburban Rebels) el ambiente siguió bien caldeado.
Decir que -al menos en lo que nosotros estuvimos- no hubo incidentes entre la peña, que parecía que se daban por hecho. Un saludo a Luismo de La bellota mecánica, que tuvimos oportunidad de conocer, y a Pastor de Puagh!, al que vemos últimamente más que a nuestras familias...
A partir de ahí, ya sólo nos quedaban 9 horitas de viaje, sueño y cansancio....
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